Despedir con amor y gratitud es una hermosa forma de cerrar el ciclo de la vida, desde la presencia y el poder compartir con otros, de poder despedir a quien nos precede.
Una buena despedida es el mejor regalo que podemos hacer a nuestro ser querido; y poder acompañarle desde la honestidad, la sinceridad y el coraje un proceso de aprendizaje duro pero enriquecedor que transforma nuestro presente en destellos de luz.
En este período de metamorfosis que implica la despedida nada vuelve a ser como antes y nuestras debilidades se han transformado en fortalezas, nuestro dolor ha dado paso a la serenidad y a la aceptación, y nuestro llanto por la ausencia se transforma en bálsamo que sana nuestras más profundas heridas y nos reconforta cuando nos damos permiso para que fluya ante la evocación de los recuerdos y vivencias compartidos.
Julia Gómez