Moderado por: Mar López y María José Ochoa
El 12 de septiembre de 2018, en el ciclo de "Cine y muerte digna", se proyectó "Alabama Monroe", generándose un debate muy interesante y enriquecedor. Moderado por Mar Lopez Perez, presidenta la de Fundación Vivir un Buen Morir, y por Maria José Ochoa Cepero, psicóloga y docente de la formación impartida por FVBM.
Compartimos las conclusiones del interesante coloquio surgido al final de la película. Gracias Mar y Maria José por vuestras aportaciones.
- La película aborda el dolor de la pérdida de un hijo y el diferente afrontamiento por parte de cada uno de los integrantes de la pareja. La muerte de un hijo es una de las experiencias más devastadoras a las que se puede enfrentar una persona. Está muy arraigada la creencia, en la sociedad actual, que es antinatural que un niño muera, y eso dificulta el afrontamiento de la pérdida cuando un niño muere y añade más sufrimiento al dolor de la pérdida.
- Cómo afrontamos la pérdida o cómo la evitamos condiciona nuestro propio proceso de duelo.
- Resulta muy difícil hablar de la muerte con los niños porque nadie nos prepara para afrontar la muerte. La sociedad actual vive negando la muerte, cuando es algo inevitable, y es necesario tomar conciencia que es el final del ciclo vital. La importancia de vivir desde la toma de conciencia del momento presente. No hay cultura de la muerte, no existe en una sociedad obsesionada con el excesivo culto a la juventud.
- En la película se ven reflejadas las fases del duelo: dolor desgarrador, enfado, rabia, culpa, búsqueda de señales. En la película se aprecia que cada uno lleva su propio proceso de afrontamiento del duelo por su hija.
- Cuando hay mucho dolor hay también mucha incomunicación, y el no poder compartir el dolor ni las emociones surgidas impide que se elabore un buen duelo y puede transformarse en patológico.
- El sentimiento de culpa está muy arraigado en la película, su mujer se suicida después de una fuerte discusion. El protagonista tiene que afrontar dos pérdidas significativas en muy poco tiempo, está muy presente la soledad.
- EL dolor ante la pérdida es inevitable, pero el sufrimiento sí que podemos evitarlo con nuestro propio afrontamiento ante la pérdida de nuestro ser querido. Importa lo compartido en el instante presente. Es necesario darle permiso para que comparta sus miedos, sus silencios, su rabia, su ira. La pérdida puede convertirse en una oportunidad de crecimiento si hemos sido capaces de afrontar nuestros miedos ante la muerte.
- Los adelantos tecnológicos han mejorado las expectativas y calidad de vida, pero no pueden impedir lo inevitable, que nos muramos. La muerte forma parte de la vida. El dolor de la pérdida es universal.
- Cuando acompañamos al doliente o a quien se está muriendo, es muy importante olvidar nuestras creencias, pensamientos y sentimientos, hay que ser capaces de estar atentos y darle espacio, a que tenga recorrido y pueda desplegar el impulso hacia la aceptación. Importancia de la escucha al otro.
- Es necesario ver el cuerpo de la persona fallecida para tomar consciencia de la pérdida. En la actualidad la tendencia es ocultar el cuerpo, el féretro suele estar cerrado. La visión del fallecido incomoda.
- El duelo requiere su propio proceso, es necesario darse permiso para exteriorizar las emociones surgidas tras la pérdida, y compartir. El tiempo se ralentiza y adquiere otra dimensión. La sociedad actual inmersa en las prisas impide que se respeten los tiempos del duelo y se nos exige que recuperemos la normalidad cuanto antes. Un proceso de duelo requiere tiempo para gestionarlo de forma adecuada.
Julia Gómez Lasheras