Desde la Fundación Vivir Un buen Morir queremos unirnos en esta ocasión para recordar que estando reconocido el derecho a recibir una atención de calidad en el final de vida, aún son innumerables las personas y sus familias en nuestro país que no pueden acceder a este tipo de atención debido a la falta de recursos específicos de Cuidados Paliativos por parte del sistema sanitario.
Esta falta de recursos no tiene que ver, a nuestro entender, tanto con las tensiones en la distribución económica de los responsables en materia sanitara sino con tensiones mucho más profundas que surgen en todas las personas en las cuestiones al final de la vida y cuyas decisiones quedan al final en manos de los que ostentan el poder jeráquico ideológico o religioso.
Todo el mundo está de acuerdo con el concepto de “muerte digna” pero, siendo así, el hecho es que en este momento miles y miles de personas experimentan un sufrimiento añadido y evitable, a veces intolerable, en su proceso de morir.
El mundo de la atención sanitaria está aquejado de una actitud psicológica insana frente a la muerte, de evitación, porque esa es la cultura social en el paradigma de nuestro tiempo. Afrontar la perspectiva de la muerte es el tema en el que alcanzamos los más amorosos acuerdos y las más viscerales oposiciones. Tras los diversos planteamientos laten concepciones de la libertad y de los derechos bien distintas. Como dice Maria Casado:
“En el ámbito de la reflexión sobre las implicaciones éticas, juridicas y sociales de la biotecnología y de la biomedicina utilizamos frecuentemente los mismos términos para designar contenidos distintos (y a veces contrapuestos) lo que dificulta sobremanera la claridad del debate y produce la aparente armonía de acuerdos vacíos.”
Así, los términos “cuidados paliativos”, “muerte digna”, “eutanasia”, etc, son un claro ejemplo de conceptos que aparentemente pueden llevarnos a creer que hablamos de lo mismo pero cuya confusion conlleva graves conflictos. Abordar éstos es verdaderamente el campo de reflexión de una bioética flexible que admita la coexistencia de principios diversos que requieren ser explorados con mayor hondura y amplitud en una sociedad multicultural.
Por lo tanto hemos de actualizar una cultura del morir acorde con los retos y desafíos de nuestro tiempo, recordando que no debemos endosar en exclusiva a los profesionales sanitarios la responsabilidad de la toma de decisiones al final de la vida, sino que debemos considerarnos los sujetos de los derechos expresados en la legislación sobre Muerte Digna y Cuidados Paliativos que ya han tomado forma en las leyes autonómicas de cada vez más CCAA.
La Fundación Vivir un Buen Morir está comprometida en promover en nuestra sociedad una cultura de responsabilidad y conocimiento de las cuestiones que hacen del final de la vida un tiempo de gran oportunidad de crecimiento, no solamente personal, sino tambien social, para contrarrestar el empobrecimiento existencial de una sociedad que no reflexiona sobre la muerte y su imbricación en la vida.
Celebremos pues el día Mundial de Cuidados Paliativos manifestando claramente que éstos no son solamente la supresión del dolor físico mediante fármacos que alivian y reducen la consciencia, sino reivindicando su sentido transversal más allá de los servicios sanitarios.
Sin reflexión, sin la información y la formación de los ciudadanos usuarios de la sanidad, no podremos formarnos un criterio propio sobre las decisiones que nos afectan como pacientes y como familiares y por tanto seguiremos reclamando a los profesionales sanitarios una asistencia inadecuada, y éstos ejerciendo una medicina defensiva, vulnerando su cordura y sensibilidad real, generando mucho sufrimiento evitable en definitiva.
En la imagen, un curso para los profesionales de UCI en el Hospital Royo Villanova: