Moderadoras: Maria José Ochoa Cepero, psicóloga y docente de la Fundación Vivir un Buen Morir y Julia Gómez Lasheras, Miembr@ VBM y documentalista de la FVBM
- La película “Bajo la misma estrella” trata del afrontamiento en una relación afectiva de dos jóvenes enfermos de cáncer y cómo lo gestionan cuando hay un empeoramiento de la enfermedad que concluye con la muerte de uno de los protagonistas. Es una pelicula que transmite un mensaje positivo: aprovecha la vida mientras estamos vivos.
- La película es muy vitalista porque aun estando muy enfermos viven el presente de manera muy intensa. Tomar consciencia de nuestra muerte nos permite vivir con más lucidez el presente.
- Cuando una persona está muy enferma es complicado el acompañamiento, hay que tener mucho amor, valor y coraje para acompañar al otro. Es muy dificil para el enfermo y para los familiares afrontar el proceso de deterioro y de degradación física de la enfermedad.
- Hay diferentes formas de afrontar la pérdida en los distintos personajes que aparecen en la película. El afrontamiento de la pérdida está muy presente. Sorprenden las actitudes maduras de los protagonistas y cómo gestionan su enfermedad a pesar de su juventud.
- Hemos perdido la costumbre de acompañar: nos morimos en entornos hospitalarios, se alarga la vida, se profesionaliza la muerte. Los procesos de la enfermedad y del desgaste forman parte del vivir y de la vida.
- El acompañamiento puede transformarse en una oportunidad de crecimiento y de comunicación auténtica y sincera al final de la vida. Somos afortunados quienes hemos podido acompañar al final de la vida, no importa si nos mostramos vulnerables. Es muy importante compartir con quien se haya al final de la vida de una manera auténtica y sincera. La importancia de una buena despedida, de un buen acompañamiento que faciliten el buen adiós.
- Aprovechar cada instante como si fuera el último. El tiempo para quien se haya al final de la vida adquiere otra dimensión y sus prioridades cambian. Vivir intensamente cada instante como si no hubiera un mañana. La importancia del momento presente, del instante vivido.
- El que está enfermo intenta cuidar a los del alrededor, les intenta evitar sufrimiento. A veces, en un intento de proteger al otro, se produce la conspiración del silencio dificultando la comunicación sincera y auténtica al final de la vida.
- Faltan competencias emocionales y actitudes empáticas en los profesionales sanitarios. Hay poca sensibilidad al comunicar las malas noticias, no se saben transmitir malas noticias. Se muestra distancia emocional y se evita mostrar el miedo propio mientras se mantienen actitudes paternalistas. Cuanto más te distancias para protegerte más perjudidcial resulta porque te vas endureciendo. ¿Cómo nos gustaría ser tratados en una misma situación? Hay que encontrar la distancia, el equilibrio, evitar el sindrome del burnout en profesionales que afrontan cuidados y están expuestos a situaciones extremas, de muerte, de deterioro o de enfermedad.
- El dolor hay que vivirlo, hay que sacarlo. El duelo está medicalizado, tenemos miedo al sufrimiento y al dolor. El ser humano tiene sus propios recursos para afrontar la enfermedad y el dolor. Cada vez más nos dirigimos a una sociedad inmadura. Idealizamos la juventud en detrimento de la madurez y la vejez. Es una imagen falsa y fictificia que no nos permite afrontar de forma madura y realista la enfermedad, el deterioro y la muerte. Es necesario facilitar las herramientas adecuadas para gestionar la muerte, especialmente a los jovenes.
- El enfermo es quien gestiona los tiempos de su enfermedad. Tiene que haber una persona mediadora. Si se dan las circunstancias adecuadas es posible una buena despedida, aunque esto no siempre es posible. Se muere muy mal en hospitales y en residencias.
- Cada dia nos enfrentamos a perdidas diarias, algo de nosotros muere cada dia, forma parte del proceso de la vida. Hay que aceptar que la vida es movimiento. Es necesario que afrontemos de forma madura y realista nuestros miedos ante la muerte para poder acompañar a otros al final de la vida.
- Se medica a la persona que se está muriendo y a la persona que acompaña, se desconecta del proceso, no se afronta y eso puede generar patologías que cronifican el duelo.
Julia Gómez Lasheras